Resumen Breve
Este video explica el sentido del olfato, desde la estructura de la mucosa nasal y las células olfatorias hasta la conducción de los olores al cerebro y las alteraciones que pueden afectarlo. Se destacan los siguientes puntos clave:
- La membrana olfatoria contiene millones de células olfatorias con cilios que reaccionan a los olores.
- La conducción del olfato implica la unión de sustancias olorosas a proteínas receptoras, la activación de la proteína G y la generación de impulsos nerviosos.
- La información olfatoria se dirige a diferentes áreas del cerebro, incluyendo las áreas medial y lateral, que influyen en el comportamiento y las emociones relacionadas con la alimentación.
- Las alteraciones del olfato incluyen la anosmia (pérdida del olfato), la hiposmia (reducción de la capacidad de detectar olores), la hiperosmia (aumento en la percepción de los olores) y la parosmia (percepción distorsionada de un olor).
Introducción al Sentido del Olfato
El video comienza definiendo el sentido del olfato como la capacidad de detectar sustancias aromáticas volátiles que producen reacciones químicas en la mucosa nasal. Se menciona que la membrana olfatoria, ubicada dentro de las fosas nasales, tiene un tamaño promedio de 2 a 2.5 centímetros y contiene alrededor de 100 millones de células olfatorias. Estas células nerviosas bipolares, intercaladas entre células de sostén, poseen cilios olfatorios que se proyectan hacia el moco y son responsables de reaccionar a los olores del aire. Además, se mencionan las glándulas de Bowman, encargadas de la secreción de moco en la membrana olfatoria.
Conducción del Olfato
El proceso de conducción del olfato se describe en detalle, comenzando con la difusión de la sustancia olorosa hacia el moco que recubre los cilios y su unión a proteínas receptoras. Esta unión activa la proteína G, que a su vez activa la adenilato ciclasa, convirtiendo ATP en AMP cíclico. El AMP cíclico activa un canal de iones de sodio, permitiendo la entrada de sodio al citoplasma de la célula y elevando el potencial eléctrico de la membrana, lo que excita el nervio olfatorio y transmite potenciales de acción. Este mecanismo amplifica el efecto excitador incluso de los compuestos olorosos más débiles.
Vías Olfatorias al Cerebro
La información olfatoria se dirige hacia los glomérulos, que son terminaciones de axones de las células olfatorias y reciben dendritas de las células mitrales y células del penacho. Desde los glomérulos, la información pasa a las células mitrales y finalmente al tracto olfatorio. El conjunto de glomérulos y células mitrales se encuentra dentro del bulbo olfatorio, que se sitúa sobre la lámina cribosa. El tracto olfatorio se dirige a la base del encéfalo y se divide en dos vías: una medial hacia el área olfatoria media, vinculada al comportamiento básico como la salivación, y otra lateral hacia el área preolfatoria lateral, relacionada con el sistema límbico y el aprendizaje de preferencias alimentarias. Se menciona una tercera vía que atraviesa el tálamo y llega a la corteza orbitofrontal, interviniendo en el análisis consciente de los olores.
Factores Físicos y Clasificación de los Olores
Para que el sentido del olfato sea posible, las partículas odoríferas deben ser volátiles, tener un carácter hidrosoluble para atravesar el moco y ser liposolubles debido a los componentes lipídicos de los cilios. Las células olfatorias tienen un estímulo continuo con potenciales de -55 milivoltios en reposo, y la captación de una sustancia olorosa produce una despolarización que lleva el potencial a -30 milivoltios. A diferencia del gusto, las sensaciones del olfato no se han clasificado fácilmente debido a su gran cantidad, aunque algunos olores aceptados son alcanforado, almizclado, floral, etc. La división más importante es entre olores agradables y desagradables, influyendo en el rechazo o aceptación de alimentos.
Alteraciones del Olfato
El video aborda las alteraciones del olfato, incluyendo la anosmia (pérdida del olfato), la hiposmia (reducción de la capacidad de detectar olores), la hiperosmia (aumento en la percepción de los olores) y la parosmia (percepción distorsionada de un olor). Las causas de la hiposmia pueden ser la edad avanzada, infecciones repetitivas de las vías aéreas superiores, pólipos nasales o traumatismos. También se menciona la fatiga olfativa, un proceso normal de adaptación sensorial en el que la sensación de un olor fuerte se atenúa con la exposición prolongada.