Breve Resumen
El video explora el famoso discurso atribuido al Jefe Seattle, aclarando que la versión más conocida es una adaptación ficticia. Se presenta una traducción de la publicación original de Henry Smith, quien afirmó haber presenciado el discurso en 1854. El discurso refleja la resignación ante la inevitable decadencia de su pueblo y una advertencia sobre las consecuencias de olvidar la conexión con la tierra y los ancestros. El Jefe Seattle reflexiona sobre las diferencias entre su pueblo y el hombre blanco, cuestiona la imparcialidad de su Dios y subraya la importancia de honrar la memoria de los antepasados.
- Aclaración sobre la autenticidad del discurso del Jefe Seattle.
- Reflexión sobre la decadencia de las tribus nativas y la relación con el hombre blanco.
- Advertencia sobre las consecuencias de olvidar la conexión con la tierra y los ancestros.
Introducción al Discurso del Jefe Seattle [0:00]
El video comienza aclarando que la famosa "carta" atribuida al Jefe Seattle es en realidad una versión ficticia inspirada en un discurso real. Se explica que en 1887, Henry Smith publicó una versión del discurso que el Jefe Seattle habría pronunciado en 1854 en respuesta a la propuesta de compra de tierras por parte del presidente Franklin Pierce. Más tarde, en 1972, Ted Perry se inspiró en esta publicación para escribir la "carta del Jefe Seattle" que se popularizó en una serie televisiva. El video se enfoca en compartir una traducción al español de la publicación original de Henry Smith, instando a los espectadores a prestar atención a la advertencia contenida en el discurso.
El Discurso del Jefe Seattle [0:47]
El Jefe Seattle comienza su discurso reconociendo la amistad y buena voluntad ofrecida por el "Gran Jefe Washington", aunque señala que su pueblo no necesita la amistad del hombre blanco debido a su superioridad numérica. Acepta la propuesta de compra de tierras, reconociendo que el hombre rojo ya no tiene derechos que el hombre blanco necesite respetar y que su pueblo ya no necesita un gran país. Recuerda un tiempo en que su pueblo cubría toda la Tierra, pero lamenta que esa época haya pasado. Expresa su esperanza de que las hostilidades entre el hombre rojo y el hombre blanco no se repitan, ya que su pueblo tiene todo que perder y nada que ganar.
La Reflexión sobre la Diferencia entre los Pueblos [6:11]
El Jefe Seattle cuestiona la posibilidad de que su pueblo y el del hombre blanco se conviertan en hermanos, argumentando que el Dios del hombre blanco ama a su pueblo y ha abandonado a los hijos rojos. Señala que el pueblo del hombre blanco se fortalece cada día, mientras que el suyo se está alejando como una marea que se retira. Afirma que el Dios del hombre blanco parece parcial, ya que vino al hombre blanco, le dio leyes, pero no tenía palabras para sus hijos rojos. Concluye que no son dos pueblos distintos y que siempre deben seguir siéndolo, ya que hay poco en común entre ellos.
La Importancia de los Ancestros y la Tierra [8:29]
El Jefe Seattle destaca la importancia de los ancestros y la tierra para su pueblo. Afirma que las cenizas de sus antepasados son sagradas y que su lugar de descanso final es Tierra Sagrada. Contrasta esto con la creencia del hombre blanco de que sus muertos dejan de amarlos y son olvidados. Explica que sus muertos nunca olvidan el mundo que les dio el ser y siempre añoran a los seres vivos, regresando para visitarlos y consolarlos. Señala que el hombre rojo siempre ha huido de la llegada del hombre blanco, pero que aceptará la propuesta de vivir separados en una reserva.
La Advertencia Final [11:01]
El Jefe Seattle advierte que la noche de los indios promete ser oscura y que un Némesis siniestro está tras la pista del hombre rojo. Predice que, en el futuro, ni uno solo de los poderosos ejércitos que una vez llenaron la tierra quedará para llorar sobre las tumbas de su pueblo. Sin embargo, establece una condición para aceptar la propuesta: que no se les niegue el privilegio de visitar las tumbas de sus antepasados. Afirma que cada parte del país es Sagrada para su pueblo y que incluso las rocas se estremecen con los recuerdos de eventos pasados. Concluye que, cuando el último hombre rojo haya desaparecido, estas costas estarán llenas de los muertos invisibles de su tribu y que el hombre blanco nunca estará solo. Insta al hombre blanco a ser justo y tratar con bondad a su pueblo, porque los muertos no son del todo impotentes.