Breve Resumen
Sarab Rey comparte su trayectoria personal desde una infancia inmersa en la New Age hasta encontrar la fe en el protestantismo. Destaca cómo la filosofía New Age, centrada en el desarrollo personal y la manifestación de la realidad, la llevó a una sensación de soledad y la desconectó de la humildad y la gratitud. Su conversión al cristianismo transformó su vida, brindándole paz, propósito y una profunda conexión con Dios, impulsándola a servir a los demás y a vivir en gratitud.
- Crecimiento en un entorno New Age con énfasis en la evolución espiritual y poderes sobrenaturales.
- Desconexión y soledad resultantes de la filosofía centrada en el "yo" y la manifestación personal.
- Encuentro con el cristianismo a través de personas humildes y pacíficas.
- Conversión al protestantismo y entendimiento del evangelio como fuente de justificación y transformación.
- Gratitud y servicio a los demás como pilares de una vida plena y en paz.
New Age: el entorno de mi infancia [0:00]
Sarab Rey describe su infancia en un hogar donde la espiritualidad New Age era central. Su padre era profesor de yoga y su madre, maestra de reiki. Crecieron siendo vegetarianos y participando en terapias alternativas como regresiones a vidas pasadas y limpiezas de aura. Se les inculcó la idea de ser almas avanzadas con la misión de reparar errores pasados y evolucionar espiritualmente hacia el Nirvana. Esta cosmovisión ponía el énfasis en el individuo como responsable de su destino y con el potencial de desarrollar poderes sobrenaturales como la telepatía o la curación.
New Age: mi interpretación actual [2:40]
Sarab explica cómo, con el tiempo, esta búsqueda constante de autoperfeccionamiento y desarrollo de poderes personales la llevó a una sensación de soledad y a sentir que nunca era suficiente. A pesar de probar diversas terapias y buscar gurús, no lograba encontrar una mejora duradera. El enfoque en su propio poder personal la desconectó de los demás, llevándola a priorizar sus objetivos individuales y a olvidar la importancia de la humildad y la gratitud. Esta falta de gratitud, a su vez, afectó su bienestar emocional, generando una dependencia de la dopamina en lugar de la oxitocina, esencial para la felicidad.
Mis inicios con Dios [7:33]
Hace un año y medio, Sarab comenzó a sentir la presencia de Dios en su vida. Aunque nunca se consideró atea, siempre creyó en una fuerza superior creadora del universo. A través de personas cristianas que conoció, empezó a cuestionar las ideas negativas que tenía sobre el cristianismo. Le sorprendió la humildad y el enfoque en servir a los demás que veía en estas personas, lo que despertó su curiosidad y la llevó a preguntarse por la fuente de su paz interior.
La llamada de Dios [10:04]
Sarab relata cómo comenzó a leer la Biblia y a escribirle a Dios en sus reflexiones matutinas. Un día, le pidió a Dios una señal clara si este camino era para ella. Poco después, una vecina la invitó a unas catequesis católicas. A pesar de sus dudas iniciales, asistió a todas las sesiones durante seis meses. Aunque aprendió mucho y conoció gente maravillosa, su necesidad de entender las cosas cognitivamente la llevó a buscar respuestas en la Biblia y a encontrar incongruencias con lo que le enseñaban en las catequesis.
Mi destino: el Protestantismo [12:01]
Tras salir del grupo de catequesis, Sarab continuó leyendo la Biblia y orando por su cuenta. Buscando en internet, encontró una iglesia bautista cerca de su casa. En esta iglesia, profundizó su conocimiento sobre Dios y entendió el evangelio. Fue entonces cuando recibió la gracia de la fe, comprendiendo que los seres humanos son propensos al pecado y que el mundo está influenciado por fuerzas negativas.
El poder transformador de la Fe [15:04]
Sarab explica que la fe en Jesús como el hijo de Dios que murió y resucitó para perdonar los pecados es lo que justifica a los creyentes y les permite entrar por la "puerta estrecha". Esta fe la ha transformado por completo, gracias al Espíritu Santo que reside en ella. Los pecados que antes disfrutaba ahora le causan rechazo y arrepentimiento. Se siente profundamente amada por Dios, quien se sacrificó por ella y está siempre presente para escucharla y darle lo que necesita.
Reflexión final [18:21]
Sarab concluye que su conversión le ha brindado paz, tranquilidad y la certeza de que todo está en manos de Dios. Su objetivo ahora es cumplir el plan que Dios tiene para ella, utilizando el discernimiento para escuchar su voz y dar los pasos que Él le indica. Anima a los espectadores a reflexionar sobre su historia y a compartir sus dudas y preguntas. Afirma que la transformación que ha experimentado es completa y creciente, permitiéndole dejar atrás hábitos y pensamientos dañinos sin esfuerzo.